SANIDAD El mensaje de Agustina, en la UCI con covid: "Tened cuidado, yo lo hice todo bien y estoy medio paralítica"

 
 

Habla desde la UCI del hospital Gregorio Marañón. Tiene 70 años, se llama Agustina y está triste. Llegó a Urgencias el 15 de septiembre, ya con insuficiencia respiratoria, y desde el 16 está en la UCI. Aislada de su familia, sólo tiene contacto con sus médicos, enfermeras, celadores, limpiadores... hacia los que se deshace en elogios: "les mando muchos ánimos, que no sabes cómo trabajan".

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Aún no comprende cómo se contagió, porque dice que limpiaba con lejía "hasta las puertas, las suelas de los zapatos". "Lo saben mis hijas, que lo he hecho todo bien". Y llora, porque se siente sola. Es quizás lo peor de la covid, el aislamiento.

 

Agradece a los médicos y a las enfermeras su labor "porque son los que están luchando", y le sale la rabia cuando le preguntamos por las conductas irresponsables, las fiestas sin mascarilla, las reuniones familiares sin precauciones: "que se den un paseíto por la UCI, a ver a personas como yo que estamos medio paralíticas". Y recuerda: "el campo siempre está ahí, la juerga siempre está ahí". 

Dos UCI llenas de casos de covid

En la UCI del hospital Gregorio Marañón de Madrid hay este viernes 23 de octubre 43 pacientes ingresados. Dos unidades de críticos enteras, llenas de coronavirus. José Eugenio Guerrero Sanz, jefe de la UCI del hospital, explica: "estamos mal, al borde del bloqueo porque una sola enfermedad nos copa el 30% de las camas de UCI".

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Por eso cada día se reúne con la dirección del Gregorio Marañón, para prever el número de ingresos que van a tener en las camas de críticos "y dejar un remanente para los covid", dice. Saben que el 10% de los enfermos de covid que ingresan necesitarán soporte de la UCI, así que hacen cálculos: "Si hoy ingresan 15 y mañana 16 sabemos que en unos días tendremos dos nuevos pacientes en nuestra unidad", explica Guerrero. 

Estamos mal, al borde del bloqueo porque una sola enfermedad nos copa el 30% de las camas de UCI", explica el jefe del servicio del hospital Gregorio Marañón de Madrid

Guerrero es la cabeza de un equipo de muchísima gente que está, en palabras del jefe, "muy cansada". La covid es lo peor que han vivido muchos, como él: "He vivido la colza, el sida, el 11M... y nunca había vivido nada tan terrible como la primera oleada del coronavirus". Ahora mismo hay 43 pacientes en las unidades de cuidados críticos del Gregorio Marañón, pero en marzo llegó a haber 134. Y el personal que las atiende es el mismo -con fluctuaciones cuando hace falta más gente- que hace seis meses. Han tenido vacaciones, pero el agotamiento psíquico se nota en sus palabras, y en lo único que se les ve con la mascarilla, las gafas, el EPI: sus ojos están tristes, cansados. Pero siguen chispeando cuando se les pregunta por su trabajo. Todos dicen sin palabras lo que Guerrero expresa: "es la profesión más bonita del mundo".

A la puerta de la habitación de uno de esos pacientes tan graves Cristina Díez, supervisora de enfermería de la UCI, se identifica con ese mensaje, y se descorazona: "Es duro salir y ver el relajo de mucha gente... los veo como mis potenciales pacientes". Pacientes que, como Claudio, pueden ir bien, o mal en cuestión de minutos. "Son muy inestables", apunta Miriam Aguirre, enfermera de la unidad.

"Una tarde te despides de uno diciéndole que al día siguiente podrá hacer una videollamada con su familia y cuando vuelves te encuentras que está peor y que no va a poder ser", dice Aguirre con pena. La supervisora de enfermería coincide: "Pasar por una UVI te hace valorar lo que tienes, porque sabes que en cualquier momento puedes perderlo". 

Porque el aislamiento al que están sometidos los pacientes como consecuencia de la covid es, para unos sanitarios empeñados en humanizar las unidades de cuidados intensivos, terrible: "Se ha cargado todo el contacto, no hay enfermedad más inhumana que ésta. Dejas a tu madre en urgencias el 4 de octubre y el 20 se ha muerto sin que la veas ni le lances un beso", lamenta José Eugenio Guerrero. Y eso que en este hospital se permite alguna visita familiar en la UCI, cuando la situación lo requiere, para que las familias -a las que se dota de traje de protección individual, gafas, buenas mascarillas, guantes y ropa especial- puedan aliviar el dolor emocional que produce un ingreso en críticos. 

 

  





PRECIO DEL ACEITE DE OLIVA

 

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26.10.2020 21:57

Olimerca.- Dentro del marco del proyecto Transforma “Retos de los sistemas ganaderos andaluces y sus productos”, el Ifapa y la Agrupación de Ganaderos de Los Montes de Málaga, Soc. Coop. And. (AGAMMA) han firmado un acuerdo de colaboración para estudiar la “Diversificación de la comercialización de los quesos de cabra a través del uso de diferentes aceites de oliva monovarietales”.

La provincia de Málaga es rica en aceites de oliva virgen extra de alta calidad y donde están presentes algunas de las variedades de aceitunas andaluzas más representativas, lo cual es una oportunidad para la búsqueda de un vínculo mayor de los quesos con el territorio donde se produce el aceite y, por ende, la leche. Cada aceite de oliva da al queso una serie de cualidades sensoriales que lo hacen diferente y es necesario conocer cuáles son para ponerlas en valor.

A través de esta actividad de investigación se trabajará con diferentes aceites de oliva monovarietales de la provincia de Málaga y de otras zonas de Andalucía para conocer el efecto que realizan sobre sus quesos de cabra curados, para poder así dar respuesta a los cada vez más exigentes consumidores. Se van a testar siete variedades de aceites monovarietales y en especial los de la variedad Verdial de Málaga típica de la comarca donde se ubica la quesería Montes de Málaga, y donde los aceites seleccionados proceden de la S.C.A Olivarera San Isidro de Periana.

El aceite de oliva ha sido un ingrediente tradicional para la conservación del queso en Andalucía, pero también como ingrediente esencial para algunos de los quesos que se han elaborado en las diferentes comarcas queseras andaluzas.

A pesar de ello los datos científicos y/o de experimentación del efecto que el aceite de oliva hace sobre los quesos de cabra es mínimo, tanto a nivel tecnológico como comercial, por tanto, este convenio es un primer paso a seguir potenciando la calidad y la diversificación de los quesos andaluces.

 

 

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